BCCPAM0001173-3-0400000000000

59 cluimos diciéndoos que deseabamos saber vuestra vo- luntad, suplicandoos que os dignaseis aiadir alguna limosna mas 4 las ya dadas, lo que seria un testimonio -auténtico de vuestra buena'voluntad; y fuisteis tan no- bles en vuestro proceder, que nos enviasteis entrée todos hasta 8,000 pesos mas. Contemplad, pues, si teniamos motivos para alegrarnos cuando pensabamos que, al pos- trarnos ante el Vicario de Cristo, ibamos 4 decirle: «Pa- dre Santo: ahi teneis esa ofrenda de 23,000 pesos, que por mi medio os envia el clero de la didcesis de la Haba- na, en testimonio de su fe y del amor que os profesa.» Y, en efecto, asi sucedié: yo mismo cambié en Pa- ris la letra, tomando 116,000 francos en oro; y yo mis- mo, acompafiado de dos sacerdotes de la didcesis, uno de los cuales esta presente (1), coloqué esa cantidad ante el Trono del Vicario de Cristo, presentando alli tambien vuestros corazones. Hecho esto, mi viaje estaba cumpli- do, los deseos de mi corazon gsatisfechos, y solo pensaba en volver al seno de mi amada grey; y, en efecto: con la misma alegria con que me encaminara ‘antes hacia Roma, me volvia 4 esta ciudad, dandome testimonio mi conciencia de haber procedido en todo esto cor rectitud. III. Pero estébamos bien lejos de pensar que el ene- migo hubiese derramado aguas de contradiccion en la claridad de nuestro proceder, y tendido lazos en nuestro camino. Con la mas inesperada sorpresa supimos, al volver hacia esta nuestra amada diocesis, que habiamos sido acusados por medio de un escrito, en el cual se puso falsamente el nombre y la firma de un parroco celoso y de conducta irreprensible, y de quien teniamos recibi- dos los mas sinceros testimonios de afecto y de respeto. Bien sabeis cual fue el cuerpo del delito de que se nos acusaba; pues ese mismo sacerdote protesté por ante la (1) Era el racionero D, Ildefonso Montoya. 7

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz