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54 en el seno de vuestros deudos, en vuestro hogar y en vuestra sociedad cristiana, como el que, mejor que na— die , tiene el derecho 4 ser vuestro padre, vuestro ami— go, vuestro hermano y vuestro sosten: Dominus vo— biscum. Mucho es el gozo que siento en mi alma al pronun- ciar estas palabras: grande.es la alegria demi corazon, pues me encuentro «como en .el caso de aquella alma que habia perdido su dracma, y no dejé mueble alguno por mover en toda su casa, ni rincon por barrer, hasta que la encontré y salié en seguida 4 congratularse con sus amigas y vecinas, diciéndolas con efusion de cora— zon: Dadme el parabien , pues he hallado la dracma que habia perdido (1). Ausente de vosotros por tiempo indefinido, segun los caleulos humanos, no podiamosabrigar otra idea sino la de tener que permanecer entre los venerables PP. del Concilio del Vaticano, hasta que todas sus tareas que- dasen concluidas, lo que ponia un velo tupido ante nues- tra vista con relacion al porvenir: la incertidumbre y el temor eran los hilos que formaban su tejido, y no po- diamos ver mas que una cosa, nuestra mortalidad, y la inconsistencia de las cosas humanas , de lo que argitia- mos que quizas no os volveriamos 4 ver ya en este mundo. Pero Dios ha permitido. que los impios hayan prevalecido sobre el justo por algun tiempo, y ha suce- dido lo que profetizé Zacarias: ha sido herido el Pastor, y se han dispersado las ovejas (2). El mismo Pastor universal del rebafio de Cristo, que habia reunido 4 ‘todas las ovejas que engendran junto con él los corderos del sagrado apriseo, para tratar con ellas sobre la fe y ladoctrina, y afirmar una y otra a fl) ‘Luc., cap. xv, vers. 9. (2) Zac., cap. xm, vers. 7.
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