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147 rios puntos,-y decian asi: Voluntarios : el Obispo en- trard. en la ciudad sobre nuestros cadéveres. its Asi me lo contaron varios sacerdotes respotabilisie mos, lo que no pude oir sin reirme, pues no parece sino que el Obispo de la Habana era alguna fragata blinda- da que por encantamiento, de no sé quién, iba 4 meter- se, por calles y plazas disparando sus baterias 4 babor y estribor. Tambien me refirieron esos sacerdotes y otros varios fieles dignos de crédito y bien informados de todo, que ciertos hombres, hipécritas y malvados (fweron es— tas las palabras de los narradores), se habian puesto en movimiento activo tan pronto como se supo mi lega- da: que se habian apoderado de unos cuantos jefes de voluntarios, que se decia eran siete,y los habian in- ducido 4 que se presentasen 4 la autoridad superior civil, y la dijesen lo que los conspiradores querian: y que fueron esos jefes tan candidos, que doblegaron su cerviz a cuanto les inspiraron aquellos verdaderos insurrec- tos, mastemibles para la causa de Espaiia que los que _andan quemando aldéas é ingenios, y quienes han de _ causar 4 la isla de nem parr pasta que one "y Aguilera. S Oesiee Habiendo cea i vapor Missore'i se erhiionts al poco un jefe de policia, quien de érden superior declaré que el buque estaba incomunicado. Una hora despues, poco mas 6 menos, llegé la falia del gobierno, condu+ — ciendo'4 su bordo un ayudante del general segundo cabo, que hacia las veces del conde de Valmaseda, au— sente en la ciudad de Santo Espiritu: pocos momentos despues se me presenté, y despues de saludarme; me dijo que venia de érden del Exemo..Sr. Gobernador superior civil 4 notificarme que me pasase 4 la fragata blindada Zaragoza, donde podia permanecer sin des= embarcar, 6 me volviese por donde habia venido 4 Nue- va-Yorck.
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