BCCPAM0001173-3-0400000000000
132 mas acendrado patriotismo, un militar bizarro que ha peleado dos ailos seguidos, cogiendo lauros en todas. partes, y contra quien sin embargo aparecen libelos, en los cuales se le trata poco dignamente. Yo estoy per- suadido hace mucho tiempo de que los insurrectos mas temibles no son los que andan quemando campos y al- deas, sino los que se reunen en aposentos tenebrosos en la misma Habana, en los Estados-Unidos y aun en Es— pafia, para cumplir cada club con su mision, los. pri- meros sembrando zizafia, los segundos echando lefia al fuego, y los terceros tratando de magnetizar al mismo Gobierno de !a metrépoli para que dé decretos y dispo- siciones que secunden aquellas de hace cinco afios , que tantos males engendraron. Hechas estas salvedades, entraremos de leno en la narracion de las.cosas que nos-conciernen. Los libelis— tas habian. tenido por fin unico en sus trabajos tenebro- sos el ver si podian impedir que yo volviese 4 la Haba- _ na; no lo consiguieron, pues entré en ella el 4 de ene- ro de 1869, una hora despues de haber entrado el general. Pero muy pronto se les presenté ocasion favo- rable para abrir una gran fosa, donde cayese el Obis- po; para siempre 4 su parecer. Aproyecharon la ocasion de las turbulencias con el general Dulce, y pensaron envolverme en su tuina, para que me viniese con él 4 Espaiia, aunque no lo lograron. _ En los mismos dias de la cesion del mando del ge— neral, empezé 4 circular entre los batallones de los vo- luntarios el ramor de que el Obispo era favorecedor y amigo de los insurrectos; y aun en la noche fatal de la formacion de cuatro batallones para ponerse al frente de las cuatro fachadas del Palacio de Gobierno, no falté quien viniese 4 quitarme la tranquilidad del suefio, di- ciéndome que los voluntarios pedian mi cabeza 4 gri- tos. «|Gran empresa, contesté, la cabeza de un Obispo!
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz