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128 se: los laborantes andaban ‘publicando por todas partes qe la obra no era mas que un tejido de errores y he- rejias. Triste comparacion viene en seguida: no hay ciudad quizds, donde se hable espafiol, en la cual tengan mas espendio los escritos nefandos de‘ Eugenio Sue, los de Victor Hugo, los de Alejandro bale pisos que se les parecen. » Pero para concluir este’ apéndice, séanos' lieito decir: que en nuestras doctrinas munca hemos dejado de mirar’ al faro de la fe, de la tradicion y de los Santos Padres, y que hemos procurado no discrepar en nada de la en~ sefianza de nuestro glorioso é inmortal Pio‘ Y pues- to qtie tratamos de este punto, nos vamos 4 gh en. el Sefior, no solo de seguir con‘toda exactitud Jas hue=. Has dél Maestro universal de la fe, como debe haterlo el diseipulo humilde, sino hasta de tener una misma idea y casi unas mismas ‘palabras en algunas materias que pertenecen 4 - — Na ” lo seuthias Véase esta coincidencia.. whgte.zoid El dia 15 de his del calantel iio dirigia el Santo Padre una Enciclica’ 4 todos los Obispos sobre las ri— diculas garantias que el Gobierno subalpino pretende establecer para convertir al Vicario de Cristo’ en escla— vo suyo, rodedndole de cadenas que parecen de oro. Pro- testa el Venerable’. Pontifice ‘contra: semejantes irrisio— nes de la justicia y del derecho } y dice entre otras mil frases, todas de oro, las siguientés: «Nos vemos precisa- doa escribiros con’ San Bernardo: «Esto no es mas que »el principio de nuestros males: tememos que vengan »otros mayores todavia;» y: mas adelante dice estas palabras: «Es verdad que aliora es la hora de la iniqui- dad y del poder de las tinieblas: Pero esta hora es la ultima, y este poder es de poca duracion.» _ Esto decia Nuestro Santisimo Padre en 15 de mayo; en 10 del mismo dirigiamos desde Nueva-Yorck 4 nues-

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