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124 lagrimas intentasen asomar 4 mis ojos. Sefioras vesti— das de seda, con sus hijas mayores y menores, mezcla- das entre criadas de color y de turbas de muchachos salian del area, llevando, parte la drillos rotos, parte pie- drasy arena; y fue tanta la actividad que desplegaron, que el dia 2 de febrero pude colocar ya la primera pie- dra con toda solemnidad, acudiendo al acto el ilustre ayuntamiento, presidido por el Gobernador; la plana mayor de la plaza; la musica del regimiento, y mas de diez mil almas, 4 quienes prediqué en medio de los mon- tones de materiales acopiados, diciéndoles al fin que es- peraba que Dios me concederia la gracia de darles la santa comunion en — templo, y de bendecirles 4 to- dos. Y, en efecto: 4 pesar de no pocas contradicciones que aun entonces mismo se suscitaron, y de otras que han sobrevenido despues; 4 pesar de las escaseces ane- jas 4 los tiempos de perturbacion, la obra continia, aproximandose el momento de cubrirla ya toda. Es se- - guro que el templo de Trinidad sera el mas vasto de is Isla, inclusas las catedrales. Pero hay que preguntar 4 quién se debe esto, por= que en la respuesta se deja ver lo que son los habitantes de la isla de Cuba. Se debe esto 4:los sentimientos’ ge~ nerosos y catélicos de aquel pueblo, que se presta con la mas admirable sdisanaiaed 4 cuanto se le propone para el bien del ptiblico, ora en el ramo de beneficencia publica, ora en el de la Religion. Una cosa he podido observar en el largo perfodo de tiempo que he vivido alli, ora siendo simple sacerdote, ora parroco de Matan- zas, ora Obispo; y es que para manejar aquel pueblo es necesario tener la mano cubierta con guante de seda muy stiave, pero mezclada con un poco de estambre. No hablo de corregir 4 ciertos seres que son incorregi- bles, pues estos se rien de la mano de seda, y se yerguen contra la mas insignificante aspereza, Hablo de los mo-

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