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lil acompafiada de otra neo-yorquina, y la primera me su- plicé que la diese una limosna para los pobres que ha— bia alli naturales de la Isla. Me afiadio que el Sr. Arzo- bispo la habia dado en aquellos momentos, y que no queria que nadie sino yo pusiese su firma despues de tan alto personaje. «Siendo para una obra de pura ca- ridad, la contesté yo, estoy pronto 4 darle 4 V., aun- que no sera mucho.» Y le di onza y media de oto. No he vuelto 4 ver mas 4 esa jéven, ni 4 su padre, ni @ nadie de Cuba, pues 4 los cinco dias me Jlevé 4 su casa el digno espafiol D. Bartolomé Blanco, con quien vivi hasta el 20 de mayo, materialmente como un ceno- bita. Pues véase ahora lo que con fecha 30 de mayo me dice mi Gobernador: «Mi venerado y querido Prelado: Por su apreciable y favorecida carta fechada en Nueva- Yorck‘veo con satisfaccion que salia V. BE. I. el dia 20 de aquella ciudad en direccion de Madrid. He dicho con satisfaccion, porque aqui se estaba circulando que en aquella ciudad estaba V. E. I. en intimo trato con la Junta revolucionaria y otras personas muy afectas 4 la misma causa, citandose con particular. insistencia 4 dofia E. C. Cual sea’el fin que se proponen los que han hecho correr esta noticia, no creo necesario decirselo, pues facilmente lo comprendera V. E. I. Con su salida se desvanecera todo esto, y le proporcionara despues la ventaja de refutar desde un puesto mejor, mas seguro y mas noble‘las calumnias de que ha sido objeto. Ha- bana 30 de mayo de 1871.»— Firmado. ; Sorprendide quedaré quien esto leyere; pero falta otro rasgo, que mas parece que tiene de cémico que de serio, y es él siguiente. Queda inserta la Carta Pas- toral que dirigi 4 mis fieles desde Nueva-Yorck en 10 de mayo: dicha Pastoral fue imprésa en la misma ciudad, _ yencerrando en un eajon 268 ejemplares, fue remitido este 4 mi Secretario. Por una de esas casualidades que aa ae