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pt , conducta de los redactores deese periddico es digna de alabanza. Pero, entre tanto, yo perdono 4 esos libelistas, y no les hago caso alguno:+Pues , s fior, replicé , dis— pénseme V. S. que le diga que hay que hacerlo, porque me consta que existe aqui gente mala que esta conspi— rando contra V. S., pues han levado un escrito contra V.S. 4 la misma imprenta, y no se lo ham admitido: han acudido 4 otra, donde lo imprimen, y saldraé muy en breve 4 luz.—Yo no puedo remediar eso, le dije; es- tamos en tiempos de libertad ,:y los hombres abusan de ella.—Pues yo obraré de tal modo, me contesté , que de aqui 4 veinticuatro horas pueda V. 8; poner meebo Di gracias al sugeto, y se retird. Al dia siguiente se presenté el mismo individuoy y me mostré un manuscrito y ademas las pruebas de la imprenta en galeradas, corregidas y enmendadas, las cuales me dijo habia recibido en aquel momento de ma- nos de un individuo que habitaba en la plazuela del Cordon, nim. 3, cuarto segundo, en compafiia de otro. Preguntéle si sabia cémo se llamaban esos individuos, y me contesté que se tuteaban llamandose por sus pro— pios nombres, y me dijo cuales eran. Tambien le pre— gunté las sefias de su estatura y-fisonomia, y me las dijo con exactitud perfectisima, reconociénddlos yo perfec- tamente. Y respecto de esto, no quiero dejar de decir que, para cerciorarme mejor, envié 4 dicha casa un amigo muy diestro, quien llegé 4 la casa de huéspedes en traje de viajero, dijo 4 Ja sefiora de la casa que de— seaba ver 4 D. N. N. y D. N. N., si estaban en casa; y¥ despues de oir que en efecto estaban en casa, se escusé con que volveria despues. Pero, volviendo al agente, diré que este buen hom- bre se empefiaba en que me quedase yo con el manus— crito y las pruebas, diciéadome que él estaba dispuesto a entregarse por su propia voluntad en manos de la jus-

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