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102) existen en mi secretaria, es decir, que deberian existir, a no haberlas over® = ‘sus. -oficinas el ene en mi ausencia, . Despues de. sete sdcziniatradeel iaeaiehde por la au- toridad episcopal, unica que, segun una real érden - dé 1864 y otras anteriores, debia administrar el cemen- ea. fue tal la conmocion que esto caus6, que vi terio, ora por haberlo hecho la mitra, ora por ser cosa fittamente eclesiastica, entré otto nombrado por la auto- ridad superior civil en abril de 1868: era este D. José Egafia, quien me presentésus cuentas en junio de 1869, y me entregé 22,000 pesos. Entré 4 administrar el es- tablecimiento bajo otras bases D. Miguel de Teuma, quien entregé como resultado liquido en.dos partidas, 3;618 pesos una vez y 1,175 otra, y aqui se cerraron las cuentas en cargo que yorllevaba, No tengo en mi poder mis libros y papeles: con las persecuciones y ots que he sufrido, se me han estraviado bastantes; haSta ignoro dénde estén guar— dadas las escrituras de compra de terrenos para él nue- vo cementerio. Cualquiera comprendera que tenia que stceder asi: cuando el gobernador superior civil, en contestacion 4 mis tiltimas comunicaciones del mes de octubre de 1869, me mandé con fecha 12 del mismo que saliese de mi dideesis en el término de tres dias, verme los fieles por centenares. Eran las doce del dia 15, y todavia no habia podido ni a. mi baul de viaje. Me vine hasta sin el titulo de/mi consagracion: se me quedé encima de una mesa el precioso pectoral que la augusta Reina dofia Isabel tuvo la bondad de re- galarme el dia de mi consagracion. Creo que las eseri- turas que no pude entregar en ‘15 de abril de este aio al Gobernador de mi didcesis, estén en un arca de hierro que tengo en mi Palacio, cuya llave no sé donde esta. En fin, el Gobierno, que mand6 qué’se le Ilevasen

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