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* , USS principios de abril de 1866, de quien es justo decir de paso que habia merecido bien de la didcesis , pues admi- nistré lealmenite los intereses del cementerio, segun Voz general, y como lo he examinado en sus cuentas, y de- fendié con saber y con energia los derechos lel estable- cimiento, como lo he visto por sus escritos. No me agradaba, entre tanto, que los fondos del Cementerio, que'el Obispo podia conservar como mejor le pareciese, segun las disposiciones entonces vigentes, estuviesen todos en un depdsito, y mucho menos que un Banco estuviese ganando con ellos un quince 6 mas por ciento al aiio, mientras la Iglesia 4 quien pertene- cen no ganaba nada. ;Pues qué! gno tiene esta donde emplear esas ganancias? En esa época de abril de 1866 eran 300,675 pesos los que quedaban en el Banco; yaun- que no dieran 4 la Iglesia sino un 5 por 100, gno cogia “esta quince mil pesos al aio, que podria emplear en le- vantar templos allf donde hay tan pocos? ; Determiné, por tanto, empezar 4 sacar partidas del Banco y colocarlas donde me diesen algun fruto; y, en efecto, saqué 50,000 pesos, quedando en el Banco 250,675 pesos y 4 reales. No los puse en otro Banco, porque pre- cisamente entonces empez6 aquella efervescencia de es- piritus producida por la libertad de la prensa, la cual motivé inis representaciones al Gobierno, euyo conte- nido se'verd en el § TV. Coloqué los 50,000 pesos en un paraje muy seguro fuera de mi palacio, y esperaba 4 que aquel horizonté oscuro de la politica se disipase. No era posible que e8to no se supiese: la vana cu- riosidad , propia de los hombres en todo pais; pero mu- cho mas en aquellos ei que las gentes se pasan horas y horas eruzadas de brazos, 6 en un meéedor tomando aire:- la suspicacia, que parece ser compaiiera inseparable de los climas que por su demasiada temperatura acaloran mucho las eabéezas; la prevencion , que empezaba 4 ser