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70 EJERCICIOS ESPIRITUALES. mario, hubiese renunciado en el mundo pátria, padres, hermanos, parientes, riquezas, amigos; y luego en el monasterio se aficionase su corazon á una bagatela, 4 una niñería, á uña pequeña cosa, á una nada: que ha- biendo tenido valor para salir 4 nado del grande mar del mundo, se ahogase despues en una gota de agua! ¡Qué trastorno de todo buen sentido seria si después de haber renunciado para sí todas las cosas, revolviese el mundo é inquietase 4 todos con cartas, con empeños, con teco- mendaciones para colocar á sus parientes 6 amigos sobre las ruinas de aquel mismo edificio de q 1e ella huyó, y de qué ella generosamente se desapropió! ¡Qué lastima tan digna de Morarse con lágrimas de sangre sería ver una Religiosa desasosegada, inquieta, perturbada y llena de envidia, porque la otra tiene mejores asistencias, regala mas 4 sus directores y gasta con mas esplendidéz en el convento! ¡Oh pobre corazon! ¡Rompiste las cadenas y ahora te detienes en un hilo! ¡No te abrasaron las lla- más de Sodoma, y ahora te dejas quemar de una pave- sa, te distraes de la oracion, no paras en tú celda, te Pod fatigas por una sombra del gran cuerpo que dejaste ! ¡ Válgame Dios! ¿Cuándo comprenderemos bien estas verdades? Cuando no solo tengamos desasido efec- tivamente el corazon de todos los bienes del mundo, sino que vivamos con él uso mas moderado de los bienes del monasterio. Segunda. Tened presente, venerables Religiosas, que si en el estado felíz de la inocencia fué criado el hombre para mandar todas las cosas, y usar de todas ellas segun las santas leyes del Criador; en el estado de la naturaleza cortompida y desordenada por el pecado , fué condenado á comer el pan con el sudor de su rostro, y experimen- tar las rebeldías de todas las criaturas, y el motin de sus pasiones propias. Una misericordia grande del Señor

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