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48 EJERCICIOS ESPIRITUALES. conversaciones inútiles y tal vez perjudiciales con sus confesores ! ¡ Ay, Señoras! Si es una verdad de fé, que de toda palabra ociosa quedamos responsables á dar ra- zon de ella en.el tribunal de Dios en cualquiera parte que la diga mos, ¿cuál será nuestro cargo por haberlas dicho en el mismo tribunal de Dios, pues no es otro el de la penitencia? Temblemos , venerables Religiosas, al oir estas terribles palabras de Dios en su santo Evange- lio: muchos vendrán del oriente y del occidente, y se sentarán en la casa de Dios, al mismo tiempo que los malos hijos serán expelidos de ella. Esto quiere decir, que muchos seculares aparecerán delante de Dios con el espíritu de religion que á nosotros nos falta, y que por esta culpa se nos computará entre los extraños de la casa del Señor. No nos expongamos á una desdicha tan la- mentable. Procuremos hacer santamente las cosas san- tas, y santifiquemos con la mas pura intencion, auxi- liados de la gracia de Dios, las obras indiferentes. Así tendremos un espíritu de religion para con Dios; y. así nos proporcionaremos para tener el espíritu De la caridad con los prójimos. Esta virtud, decia el Apóstol San Pablo, es la mayor, la mas principal é importante de todas las virtudes. Buena es la fé, excelente es la esperanza, pero mayor es la caridad. Esta virtud es la que persevera eterna- mente en el Cielo, retirándose á su entrada en aquella mansion de la perfecta felicidad, la fé y la esperanza. Allí ya no son menester estas dos virtudes: en el Cielo se vé lo que se creia en la tierra, y allí ya se posee lo que aquí se deseaba. Solamente la caridad ejercitaremos en el Cielo, amando á Dios y á los prójimos, despues de habernos hecho virtuosos, amando á Dios y á los próji- mos en la tierra. Ella es la que verifica y perfecciona todas las virtudes y sin ella pierden su explendor, y Ca- recerán de premio eterno. Si yo, dice el mismo Apóstol

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