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384 EJERCICIOS ESPIRITUALES. rito y con disgusto: hallareis tiempo para obrar todas las cosas en presencia de Dios, y para ofrecerle vuestros tra- bajos, vuestras tentaciones, vuestros dolores, vuestro cuerpo y vuestra alma: tendreis tiempo para. ejercitar la caridad con las enfermas, el respeto con las ancianas, la obediencia con las Preladas, la humildad, la paciencia y la mansedumbre con todas. ¡Qué dias tan llenos de vir- tudes serán los vuestros! ¡Qué meritorios! ¡Qué santos! Tan útil será, Señoras, mi primer consejo de.que os acor- deis del inmundo de donde Dios '0s ha sacado para aborre- cérle. ¿Pero será menos importante el segundo de que os acordeis de la Religion en que habeis entrado para amar- la? De esto os hablaré inmediatamente. s 1, ¿Qué cosa mas justa podeis hacer, venerables Reli- glosas, que amar un instituto ó estado de vida firme y permanente, aprobado por la santa Iglesia como muy útil y provechoso al, estado £n que existe y se mantiene, cuyos indivíduos caminan á la perfeccion de su profesion por la observancia de los votos solemnes de obediencia, pobreza, castidad y clausura: instituto venerable en que se han santificado las Clarás de Asís, las Gertrudis de Islevia, las Teresas de Jesús, las Magdalenas de Pazis, las Catalinas de Sena, y de Bolonia, las Juanas Francis- cas de Fremiot, y otra infinidad de mujeres .ilustres, que han sido la gloria de sus siglos, el honor de su sexo, él ornamento de su congregacion monástica, y la edifi- cación del pueblo cristiano: instituto contra él que en nuestros tristes dias se declaima con demasiada facilidad. y no menos injusticia; pero que á pesar de tan injustas censuras, siempre será á la manera del arca de Noé, el asilo de los que naufragan en el borrascóso mar del mui - do: instituto.en que á la manera de ciudad de refugio, en la ley de Gr acia, conforme á las que el Señor habia establecido en la ley escrita, sé acogerán los miísefos de-

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