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372 EJERCICIOS ESPIRITUALES. ñor de las virtudes, llenos están. los Cielos y la tierra de la:magestad y grandeza de vuestra gloria. Ya lo veo, si ántes lo creia: ya lo poseo, sí ántes lo esperaba: ya lo gozo, si ántes lo deseaba. Decidme, venerables Religiosas: ¿le falta algun biená esta alma feliz? ¿Hay alguna dicha que no se encuentre en el Cielo? ¡Acaso la faltará el gozar prbroemente todos estos bienes? No, Señoras, como o escuchareis en la breve demostracion de la segunda verdad. Enel Cielo hay todos los bienes en sumayor perfeccion. Verdaderamente, Señoras, que este es un pensamiento precioso para arrancar nuestro corazon del, amor del mundo y colocarle en el Cielo. Los bienes de este mundo nunca:se poseen depurados de toda inquietud, .de toda iniquidad y de todo fastido: siempre van acompañados de sinsabores, desórdenes ó sobresaltos. Las riguezas tan ansiosamente apetecidas de los miseros hijos: de. Adan, son unas verdaderas espinas .que punzan al adquirirlas, desvelan con «incesantes cuidados para conservarlas, y entristecen el ánimo ó manchan la conciencia al expen- derlas. Las ciencias buscadas con la esclavitud de las po- tencias á un porfiado estudio, con dilitadas vigilias y me- noscabo de los sentidos, ¿cuántas veces burlan todos los cuidados humanos, y dan á conocer al hombre, que niá sí mismo se conoce despues de haber trabajado por saber todas las cosas? Las genealogías mas ilustres, ¿de cuánta vanidad y orgullo llenan el corazon humano, si el mé- rito personal no las condecora y acompaña? Los empleos mas brillantes, ¿qué otra cosa son que unas cargas pesi- dísimas? La salud mas robusta, ¿es mas que una sombra que pasa rápidamente desde la euna al sepuleró? Y si los bienes de este mundo son tan frágiles, tan aparentes, y de tancorta duracion y poca Sustancia, ¿cuántos serán los males que nos rodean? ¡Ay.de mí! ¿Cuántas veces la misma felicidad temporal ocasiona envidias que consu-
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