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354 EJERCICIOS ESPIRITUALES. zásteis : ¿cómo las habeis cumplido? El exceso en el uso de las cosas que se os concedieron: la preciosidad de las mismas cosas, superior acaso á las que usábais en el si- glo, ¿cómo se puede avenir con la pobreza evangélica? Redde rationem. ¿Cómo se pueden concordar las donacio- nes hechas sin licencia de la prelada, los regalos recibi- dos sin su conocimiento; las compras, las ventas, los cambios ó trueque de las celdas, los muebles, las labores de manos, y de otras varias menudencias, con la desnu- déz de espíritu, con la abdicacion de todo dominio, uso independiente y propiedad en las cosas? Redde rationem. Las conversaciones poco edificantes en la reja ó locutorio, las miradas libres allí ó en la puerta, las amistades ex- puestas, las cartas demasiadamente expresivas, ¿no dirán oposicion á la virginal pureza que debemos mantener? ¿Cómo responderemos á Dios sobre estos cargos? ¿Cómo llenamos los deberes de una obediencia pronta, que no conoce tardanzas, dilaciones ni excusas? ¡De una obedien- cia universal que no se aviene con las reservas ni las res- tricciones? ¿De una obediencia alegre que llena de con- suelo á la Prelada que manda y á la súbdita que obedece? Redde rationem: dame cuenta, repetirá el Señor, de una obediencia sin límetes, de una castidad sin mancha, de una pobreza sin apego. Y si los juicios de Dios, no son como los juicios de los hombres, sino infinitamente mas temibles, mas exactos y mas justos, ¿en qué apuro pon- drán á una alma? Si los Cielos no son limpios delante de sus ojos, si halló Dios maldad hasta en sus Angeles, ¿cuántas faltas encontrará en los hombres? ¿Cuántos de- fectos en las Religiosas tibias, imperfectas, y casi olvi- dadas de la santidad de su monástica profesion? ¿Qué po- drán responder á estas reconvenciones tan temibles? ¿Por ventura que no son ciertas estas obligaciones? ¡Acaso que no tuvieron medios abundantisimos para cumplirlas? Tercero. Si por desgracia, alguna alma religiosa se lamentára