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314 EJERCICIOS ESPIRITUALES. ahí las tres verdades qué forman toda la materia dé ésta lática. E Dios de cáridád, Dios que sois todo axíor é infinifa- mente amable, y qte nos mándais que os aniéemos, dad- nos vuestra gracia para complir lo que miandeis, y man- dad lo que querais. Así lo esperamos por la intercesión dé María Santísima, vuestra purísima madre, con Cúyo pa- trocinio procuraré demostrar el asunto que acabo de pro- poner. N Primera parte. Cada dia hós enseñan lá tazoni y lá esperiencia que Hos- otros amamos á nuestros prójimos 4 proporcion que en éllós descubrimos algun bien; sea réál y verdadero, séa figúfado 6 aparente. El objeto de la voluntad es el bien, así como € del entendimiento esla verdad. Hay quien amá 4 algunas personas por la hermosa Fesparciá de sus ctierpos; y 4 otras por las bellas cualidades de Su alma. La virtud de esta per- sona, su modestia, sú pureza, su prudencia, su húmildad, su mansedumbre, su paciencia hos arrastran suavé y fuer temente el corazon : el talento, la sabidúria de aquella; sú despejo, su destreza para tratar los ao gus cónoci- mientos delicados y sublimes en toda clase dé materiás nos ganan el afecto: 4 unás personas amámos porque congenian con nosotros, por su cortesía, sus Modáles y buena crianza; y 4 otras por su trato sociable, sú cora- zon sensible, su candor, st inocencia y su afabilidad. Verdad es esta, Señoras, que no podemos negaf, y que la razon y la esperiencia de cada dia nos la, enseñar. Y cuando llegamos 4 coriocer que aquellas nos aman, que procuran nuestro bien, que se desviven pór nosotros “y procuran nuestra verdadera felicidad, entonces desterra- mos de nosotros toda tibieza en el afecto, y Jas amamos con un fervor extraordinario y una fuerza irresistible. Y si despues de todo comprendemos que aquellas persons no solo nos aman, no solo desean favorecernos, sino qué