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4 EJERCICIOS ESPIRITUALES. sito delos afectos mas virtuosos! vuestra voluntad la ofi- cina de las mas generosas resoluciones; y vuestro espíritu el taller donde se labraba la santidad mas eminente. Nada entonces os costaba el menortrabajo, nada os era penoso, ni difícil. Las amarguras de la obediencia, las penurias de la pobreza, lo duro de las mortificaciones, la incomo- didad de las vigilias, todo desaparecia á la presencia de aquel sagrado fuego, de aquella extraordinaria devocion, de aquella firmeza de espíritu, que convertia en dulzura lo desabrido, y en suave y gustoso lo mas amargo. La oracion era vuestro alimento el mas apetecible, el silen- cio vuestra ocupacion la mas grata, el coro vuestro empleo el mas delicioso, y la sagrada comunion de la divina Eucaristía la causa felíz de vuestras tiernas lágri- mas, de vuestras devociones fervorosas, y de vuestros santos afectos. Caminábais ciertamente con pasos de ji- gante á la perfeccion de vuestro estado religioso, tenien- do horror á las menores transgresiones, huyendo de los peligros mas remotos, y reparando en los defectos masle- . ves é imperceptibles. ¡Dichosos dias, felices instantes, en que un santo fervor os animaba, para que hiciéseis renacer en ellos los ejemplos mas ilustres que las Religio- sas mas venerables y perfectas dieron algunas veces al mundo en los pasados siglos! ¡Pero ay ! que es una ver- dad de fé, que el hombre no permanece siempre en un estado mismo: la inconstancia es su carácter, y el de cuantas cosas terrenas y transitorias le rodean. Pasaron aquellos felices tiempos, se entibió vuestro fervor, desfa- lleció vuestra fervorosa devocion; y aquella tiernay dulce inclinacion á la piedad fué decayendo con el uso mismo de las cosas santas. Ya la augusta majestad de los divi- nos misterios no hace en “vuestro corazon las impresiones virtuosas que en aquellos primeros dias causaba, y ya vosotras mismas esperimentais que no seguís las huellas de la virtud, sino remisa y lentamente: que todo se os hace difícil, porque la tibieza con que asistís á la oracion, concurrís al coro, y vais á las mortificaciones y penali-

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