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+ 144 EJERCICIOS ESPIRITUALES. cio de las gentes. ¿En qué consiste esta desgracia? ¡A y, Señoras! Consideradlo bien. Algunas Religiosas poco cau- tas tuvieron la debilidad de manifestar á los. seculares las inobservancias de varias constituciones; y ellos poco justos en sus juicios hicieron recaer su aversion y des- agrado, no sobre las particulares- que relajadamente las quebrantaban , sino sobre el respetable cuerpo de la co- munidad que lloraba los extravíos de aquellas pocas. Ved el orígen de tanta desventura. Ved la causa de tanto des- precio de las religiones en nuestros infelices dias. Las que por mala costumbre, por un hábito vicioso, por una libertad reprensible quebrantan sus sagradas constitu- ciones, esas son, sí Señoras, esas mismas som las que desprecian los medios de su perfeccion y santificacion: esas las que escandalizan con sus malos ejemplos á sus buenas y virtuosas hermanas, y esas las que han he- cho caer la religion de sus mayores desde el mas alto grado de gloria, hasta lo mas profundo de la ignominia: ¡Sed, ve, ve, illis! ¡Ay de ellas , si con una peniten- cia pronta, universal y generosa, no evitan su conde- nacion y la de sus prójimos! ¡Ay de ellas ,-si no se re- suelven á observar con la mayor exactitud sus leyes, sus reglas y sus estatutos! Ved “aquí el remedio: Renova- mint spiritu mentis vestre (1). Es menester un esfuerzo extraordinario para renovar el espíritu de vuestra voca- cion ayudadas de la gracia del Señor. No teneis , Seño- , ras, que emplear mucho tiempo en discurrir los medios de esta felíz renovacion. Los teneis á la mano, procu- rando las preladas y las súbditas no dispensar un ápice de vuestras sagradas constituciones. Mientras éstas se observan , seguros estarán los votos solemnes de vuestra profesion: si aquellas se quebrantan, todo irá en des- órden. Puede muy bien acontecer que algunas constitu- ciones, por haber variado las circunstancias con la du- 8 pa mn TIRO pei Y : eN EN 4 ¡53 E É (1) Eph, 4. 29,

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