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A ia mn” Ruz Ei! l 17h di zE 45 Bl ¡H ee” ] 4 dd A A y: 140 EJERCICIOS ESPIRITUALES. que peccatis: hec enim dilectissimi mpenitentia , hee blasfemia in Spiritum Sanctum, blasfemia irremissi- bilis. (S. Bernard. serm. 1. in convers. S. Paul.) Guar- dáos muy bien de decir en vuestro corazon : estas Cosas son leves, no trato de enmendarme de ellas , no es cosa muy grande el permanecer voluntariamente en pecados pequeñosy veniales. ¡Ay! Exclama el Santo, esto es quedarse en la impenitencia : esto es pecar contra el Es- píritu Santo con una blasfemia irremisible. No extrañeis, Señoras, esta sentencia terrible de San Bernardo. Ella es terrible, pero es una verdad; porque efectivamente, quien menosprecia los medios de su per- feccion, se halla impenitente, y aquel los desprecia, dice el Santo, que con conocimiento claro y entera libertad obra en contrario de lo mismo que conoce que debe ha- cer: tal conducta observan aquellas Religiosas que sa- biendo que la observancia de sus constituciones es el medio dispuesto por el mismo Dios para su santificacion, habitualmente las quebrantan con todo conocimiento y plena voluntad. Podrá ser que no se atrevan á decir con los labios clara y distintamente que las desprecian , que no quiéren observarlas, que es una esclavitud molesta someterse á ellas: no llegará á tan alto grado su desór- den, porque esto seria, dice el mismo San Bernardo, petar gravemente, y si la muerte las asaltaba en esta criminal disposicion, condenarse irremisiblemente (1. ¿Pero qué importa, Señoras, no decirlo con los labios, si se decia con las obras? ¿Son estas menos criminales que aquellas? ¿Serán despues menos castigadas que aquellas? ¿Son ahora menos escandalosas que aquellas? ¡Ay! Esta era la segunda verdad de que prometi hablaros :en el principio. (1) Si ez contemplu sciens et deliberans sponte in verba prorrupero, et yupero scientii legem, prevaricatorem me consiituo, el criminaliter; es sí impenttons persoperavero usgue ad mortem, pecoavi el damnabiliten, $, Bern, de precept. et discip, cap, 12,