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XI tencia á todos los actos de comunidad en elicoro , el reféctorio y cualesquiera otros, supuesto que los Ejercicios espirituales deben ¿enerse, para que estas obras diarias y comunes á todas se hagan con mayor perfeccion y mas grande merecimiento; pero las otras ocupaciones de oficinas, convendrá que la: Prelada las encargue interinamente á otra; mientras aquella Religiosa se halla en los Ejercicios. Sien alguna comunidad estuviese en práctica que todas juntas, ó la mitad de las Religiosas, hagan á un tiempo los Ejercicios, seguirán de esa misma” suerte, procurando siempre con el mayor esmero la observancia del silencio, y acaso este mé- todo podria ser mas útil y mas edificante; y cuando en tal. caso no tuviesenzun director que por mañana y tarde las hablase con espiritu y modo sobre las obligaciones de su estado, se podrian juntar las Religiosas en el coro ó en otra pieza, segun la Prelada lo dispusiese, y una que leyese con perfección, podria leerlas las pláticas que contiene este libro, y lo mismo las consideraciones y exámenes. En suma, determinado el tiempo para los Ejercicios, tomada la bendicion de su Prelada, purificada su intención para no llevar en ellos otro fin que la mayor gloria de Dios y prove- cho de su alma, desocupada de su oficina, y resuelta á seguir las inspiraciones divinas, se hallará en proporcion de escuchar con fruto la plática siguiente.