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IX gáciones monásticas: cuando se haya ocupado por mucho tiempo en algun empleo fatigoso del monasterio que pida mucho trabajo y faena corporal , por la facilidad con que el espíritu suele disi- parse con esos trabajos exteriores: cuando vaya á entrar en algun empleo de responsabilidad, ó salga de él, como prelada, depost- taria, dispensera; cuando se halla con algun trabajo ó tribula= lacion particular ó general de toda la comunidad, ó de toda la nacion, ó de toda la Iglesia, porque en tales ocasiones es muy justo acudir mas á la oracion, al silencio, á la mortsficacion , y á la mas exacta observancia de las obligaciones religiosas, para aplacar la indignacion del Señor, y alcanzar sus misericordias; y finalmente una vez cada año: en todos estos tiempos seria muy laudable que una Religiosa se dedicase á los santos Ejercicios espirituales. a El modo de tenerlos como conviene le enseña bien el santo Pontífice Paulo V en su Breve 'dado en 25 de Mayo de 1606, quien con el Santísimo Pontífice Inocencio XI, y otros Papas, concede indulgencia plenaria á todas las personas religiosas que los hicieren. Lo primero pide el Pontífice, que se tenga licencia de la superiora, porque sin ella no serian Ejercicios mas que de amor propio, y de propia voluntad: lo segundo pide el retiro á la celda, no para estarse en ella en inacción ú ociosidad , sino para que separada de las ocupaciones exteriores, y de las con- versaciones de las criaturas, logre mas tiempo para hablar con Dios, y consigo misma: lo tercero exige la leccion de libros de- votos y útiles, y pienso que serán del caso las meditaciones escri- tas en este libro, porque siendo todas del amor de Dios, en ellas hallará la Religiosa la multitud de los divinos beneficios, y su poca correspondencia: esta leccion producirá en su alma mayor

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