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DIA TERCERO. 99 á su afecto sobre la tierra. Soros todas de Dios: Dios es nuestro amado: Dios es nuestro esposo. Aquel Señor om- nipotente, santo, eterno, hermosísimo, riquísimo, pu- rísimo , sapientísimo: es El solo el único, y el digno ob- jeto de nuestro amor. Fi Señor Dios por una particular predileccion pará con nosotros, nos arrancó de los peli= gros del mundo, nos condujo á su misma casa, nos Vdamó para el estado religioso; y nosotras fieles á sus di- vinas inspiraciones renunciamos por su amor el dominio de todas las cosas de la tierra que poseiamos; y el de- recho de poseerlas como propias en adelante: nos des- prendimos tambien de nuestra misma voluntad subordi- nándola en obsequio suyo á nuestros speriores , Y 1n0s privamos de la libertad para abrazar otro estado que po- díamos lícitamente haber tenido en el mundo, prome- tiendo solemnemente vivir hasta la muerte en perpótua continencia y en una limpísima castidad. Memos, pues, elegido 4 Jesús por nuestro esposo: 4 Jesús víneeú pu= risimo, hijo de la purísima virgen, y amante de las víngenes::su amor mantiene la pureza, su trato inspira la castidad, y sus desposorios confirman las álmas en el deseo, estimacion y aprecio de la virginidad : Quem sum amabero casta sum, cum teligero munda sum; cum accepero viryo sum (1). ¡Felices criaturas, bienaventu- radas Religiosas que formais en la tierra la porción mas ilustre del rebaño del buen Pastor Jesús! ¡Felices tres y cuatro veces las Religiosas que manteneis tan angelical virtud como el lirio entre: las espinas con las tereas lu- chas contra vuestra carne, y con los saludables rigores de la santa penitencia! Amad tan celestial virtud : ob- servad hasta los últimos ápices de la pureza, apartándoos de los mas remotos peligros, para ser dignas esposás del cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Verdad es , Señoras, que ya por el Sacramento del (1) In oficio S, Agnetis,