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y tantos hijos del Patriarca de Asís son los blasones que muestran la nobleza de mi abo– lengo y hogar sieráficos. ¡Qué alegría el ser seráfico, pues nada hay tan dulce corno el amar a Dios, a los hombres y a todas las criatuias! Por imitar a mi seráfico Padre, resplandecen en mí sus virtudes distintivas: la alegría juve– nil, es decir, pura, sencilla, que proviene de la serenidad de una conciencia sin remordimientos, de un vivir sin ambiciones terrenas, junto con la pobreza y .humildad de espíritu. Estas vir– tudes de niño espiritual, en el sentido enseñado por Jesús, son las que han hecho tan amable a San Francisco, que continúa siendo "Rey de la Juventud", de las almas siempre jóvenes y optimistas que suspiran por lo ideal y santo. Por medio de mi espiritual alegría y de la satisfacción que da el servicio del mejor de los señores, quiero yo, como mi Seráfico Padre, llenar el mundo que me rodea de bondad y de amabi'lidades eternas. ¡ He oído decir que está tan mal el mundo! ¡Si yo pudiera llenar– lo de la bondad de 0 Jesús, de la bondad será– fica! ¿Cómo no hacer lo de San Francisco, que no hallaba en toda la creación más que - 53

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