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-94- dieces sean mi escalera para subir al cie• lo.-Así sea. JACULATORIAS.-¡Oh María, escudo fortísimo contra las tentaciones del de· monio, rogad por nosotros! EJEMPLO.-El capellán de un colegio al reconocer los dormitorios para ase– gurarse de •si todos los alumnos esta• ban acostados, encontró a un niño arrc0- dillado junto a su cama. ¿ Cómo no es• tás ya acostado, hijo mío? le preguntó el capellán.-Porque he dado mi escapula• rio al p:ortero para que le pusiese una cinta, y no hab'iéndomelo traído, no me atrevo a acostarme, pues tengo miedo de morirme esta noche sin el escapula– rio.-Encomiéndate a la Virgen, y no te• mas, mañana te entregarán el escapu· !ario; acuéstate, pues, y duerme, hijo mio.-¡Ay! no: yo no puedo acostarme, tal vez muera esta noche. El capellán conmovido, fuése al porte· ro y luego entregó su escapulario al pia• doso niño, que lo besó devotamente, y, colgándoselo al cuello, se durmió lleno de