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-76- rió el 30 de septiemb're de 1897. Es, co– mo se ve, una santa de nuestr,os días. E's además un vivo modelo y ferviente apóstol de la santidad alcanzada por el caminito de la infancia espiritual, que, al decir de Benedicto XV, consiste en excluir el 1 orgullo, y arrojarnos confiada– mente en los brazos omnipotentes y mi– sericordiosos de Aquel en el cual todo lo podemos. Eso hizo Sor Teresita para hacerse santa, arrojarse confiadamente en los brazos de Dios, nuestro Padre; es,o fué S::mta Teresita, un corderillo del redil de María, nuestra .Madre y Pastora. Cuando a la edad de ocho años cáyó en– ferma, nos dice que "en los escasos mo– mentos de tregua que le concedía el do– lor, era su mayor goce tejer coronas de margaritas y miosotis para la Virgen Ma– ría". Un día que estuvo a punto de mo– rir, alzó sus ojos h:icia una imagen de la Reina de los cielos, y ésta la miró con tanta b:ondad, con sonrisa tan he· chicera, que "¡Teresita estaba curad:i!" El día de su primera comunión "con