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-22- fin, de ella nos abráis las puertas de la eterna gloria. Así sea. JACULATORIA: Pastora amantísima de las almas, rogad por nosotrds. i Oh María, mostrad que sois nuestra Madre! EJEMPLO: Leyendo un día la gran sierva de. Dios, Santa Matilde, aquellas dos expresiones: "He aquí a tu hijo: »e aquí a tu Madre", dirigidas desde lo alto de la cruz por nuestro Señor mori– bundo a la Santísima Virgen y a San Juan, sintióse movida a pédir al Hijo de Dios la misma gracia que ento.nces ha– bía concew.do al santo apóstol. "Dulce Salvador mío, dijo hablando con Jesús, repetid ahora en favor mío a vuestra Madre lo que dijísteis en favor de San Juan; decidle: "He aquí a tu hija". Y al punto oyó cómo el Salvador la reco– mendab'a especialmente al amor y cuida– dos de su Madre". "Yo derramé tod:;i. mi sangre por su alma, dijo Jesús a h Virgen, señalando a Santa Matilde; yo sufrí y morí por ella; es toda mía. Os la entrego por hija."

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