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-183 - No, alma querida, no seas tú de las que en los contratiempos se desatan en imprecaciones. Cuando Dios te pruebe, exclama con ei buen ladrón: "Justamen: te Dios me castiga por mis muchos pe– cados". Y si al presente de nada te re– muerde la conciencia, dí también: "¡No tienen proporción las pen:is de esta vi– da con los premios que me esperan en la otra". ALMA.-Sí, Madre y Pastora mía, dis·· puesta estoy a sufrir en lo sucesivo to– das las cruces que Dios quiera enviar– me. Reconozco mi error en no haber sufrido con paciencia y resignación. Mas de hoy en adelante, quemad y cortad en est:J. vida, que así tendré menos que ex– piar en la ·otra. Dadme enfermedades, enviadme dolores y contratiempos, que– ellos ·son la moneda. con que he de paga::: mis deudas y abrirme la entra.da en e~ cielcL Animada con: las palabras y el ejem– plo de mis divinos modelos, Jesús Y Ma– ría, subiré si es preciso hasta la cima del Calvario. Todo lo puedo en aquel que