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-128 - de abrojos; el corazón de los pecadores está llen'o de hiel, y en sus juegos y pa· satiempos, en sus diversiones, en sus ban• quetes, y en sus lechos de pluma y en to– das partes les remuerde el gusano roe– dor de la conciencia que a cada paso les está diciendo: ¿Dónde está tu Dios? ¿ Dónde buscar la felicidad? Al contrario, los que practican el bien y siguen el camino de la -&irtud goza::i siempre de la dulce tranquilidad de una buena conciencia; y hasta en sus lágd– mas, hasta en sus persecuciones, hasta en su pobreza, son felices; porque a sus oídos suenan día y noche estas p3,labras del Buen Pastor: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consola– dos; bienaventurados los pobres; biena– ventuFados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. ¡Oh! qué felices son mis queridas ove– jitas, cuando retiradas a la chocita de su corazón, y a solas con su Pastor y su· Pastora, oyen la voz de su conciencia que les dice: "Puedes estar tranquila.

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