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-104 - dr;o. Debajo de las especies sacramenta– les de la Hostia consagrada, como de– trás de estas espigas, está Jesucristo real y verdaderamente presente, con su cuer• po, sangre, alma y divinidad. Y la ma,– no del sacerdote 1o distribuye a cuan· tos quieren recib'irlo. ¿ Qué pastor hay que alimente a su rebaño con su propia carne? Al contra– rio, suelen ellos alimentarse con la leche y con la carne de sus ovejas. Mas ¿ qué digo, pastores?, madres hay que dan sus hijos a personas extrañas para que los amamanten. Ya ves que no son así tu Pastor y tu Madre y Pastora. Yo soy la buena Pastora que apacien– to a las ovejas fieles de la Iglesia con d fruto bendito de mi vientre, con el pan de los ángeles, que se formó en mi seno, y que suministro en el Sacramento del altar. Como la fruta es del árbol que la produce, y el grano es de la espiga, así la carne santísima de mi Hijo es mi carne, pues el cuerplO de Jesús lo formó el Espíritu Santo de mi purísima sangre,

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