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Al encontrarnos con Antonio, éste nos suelta a quemarropa que ha hablado con el amo de El Gato y que nos está preparando ya cabrito al horno. El retruécano surge espontáneo: «A ver si el cabrito del amo nos prepara gato ... » Después de comer creemos que cabrito, reanudamos la marcha, y esta tarde no podemos decir que las cerezas están verdes ... Un turismo que se detiene; a la invitación que nos hacen para que subamos, respondemos agradecidos que nuestra marcha es a pie y el conductor se despide con un: «Entonces, hasta mañana». A José Mari se le hace la cara conocida y se atrevería a afirmar que se trata del padre Valiña, que apareció un día en la «tele» y que debe de estar en el santuario del Cebrero. Ya lo comprobaremos. El calor que hoy hemos padecido durante todo el día parecía presa– giar tormenta; y así es: hacia las siete de la tarde un chaparrón que ha caído de repente nos habría calado hasta los huesos si nos pilla en des– campado. Ha habido suerte que nos encontrábamos cerca de una casa, en las proximidades de las Ventas del Jubileo. « ¿Sabéis ~y es una vez más José Mari quien informa- que aquí, en Villafranca del Bierzo, ga– naban el jubileo los peregrinos que no podían superar el Cebrero, lo mismo que si hubieran llegado hasta Santiago?» El cielo se serena, luce de nuevo el sol y con una temperatura muy agradable llegamos a Villafranca del Bierzo. En la fonda en que nos hos– pedamos nos enteramos de que nos han precedido hoy dos peregrinos burgaleses; por las señas que nos dan, deben de ser los mismos que en– contramos en Villadangos del Páramo -los del «invento de la bicicle– ta»-, aunque, por otra parte, nos resulta un tanto extraño que no hayan avanzado más. Nunca me perdonaría haber pasado por Villafranca del Bierzo y no visitar la tumba del famoso diplomático y doctor de la Iglesia, san Lo– renzo de Brindis. La suave llovizna que acaricia nuestros rostros mien– tras vamos a la iglesia se transforma a nuestro regreso en violento agua– cero que nos compele a correr por las calles solitarias (33). 16 DE JULIO: VILLAFRANCA DEL BIERZO- CEBRERO (27 KM.) Gracias a la lluvia con que se ha despertado el día no tocamos diana hasta las siete. Muy cerca del puente sobre el Burbia, río que besa esta jaco-bea po– blación, hay un bar abierto; no es cosa que nos suceda todos los días, por lo que aprovechamos la ocasión para tomar algo que nos entone. 6S
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