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NOTAS Y COMENTARIOS Pedro María Ojeda, de la comunidad guarao de San Francisco de Guayo, Delta Amacuro, acaba de relatar los mitos mágico-educativos, publicados ya en mi libro Noara y otros rituales (de la página 453 a la 558, Caracas, 2000). Continuando en su preocupación pedagógica, nos relata ahora estos cinco cuentos desprovistos de la aureola de lo mágico– religioso, pero adornados de un claro tinte jocoso y profano. La hilaridad que provocan en los oyentes regocijados, tiene una manifiesta intención: enseñar agradando, divirtiendo. Es un método de reconocidas ventajas: la enseñanza se asimila mejor, se graba más fácilmente; el profesor, el sabio, entra mejor en sintonía con los discípulos u oyentes; se motiva, despierta y mantiene la atención y el interés; etc. El narrador nos transmite estos cuentos como anécdotas diversas de una sola pieza literaria que termina con una recapitulación y unas recomendaoiones finales para todas. Estas distintas anécdotas tienen los mismos personajes y la misma insistencia pedagógica: que los hermanos mayores ayuden y transmitan a sus hermanos menores, sus conocimientos, imprescindibles para sobrevivir en el medio selvático, con un corazón bondadoso y una generosidad desinteresada, sin despreciar por eso el gracejo de la broma divertida pero inocente, sin consecuencias malintencionadas o perversas. Las cinco anécdotas tienen la misma estructura redaccional, se repiten las mismas frases y se enmarcan y desarrollan en los mismos momentos literarios y en los mismos tiempos históricos. Son los siguientes: