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CAPITULO I PREDOMINIO DE LO COMUNITARIO SOBRE LO INDIVIDUAL Hemos dicho que el hombre es por naturaleza ser social, y por tanto, esencialmente comunitario. Unido esto a las circuns– tancias antinaturales y no normales en que se desenvuelve su vida en la sociedad urbana: solitario, anónimo, alienado, se puede concluir «a fortiori» que busque lo comunitario como tabla de salvación, pues de lo contrario en su soledad, enferma y muere. Después del trabajo, se pasará un rato con un grupo de amigos, bien en la taberna, o en una cafetería, según su grado social. Las tertulias se harán con cierta periodicidad, en las casas o en los cafés. Las salas de juegos en futbolines, billares y ping-pong, se llenarán de una algarabía juvenil cada tarde a la salida de los colegios, y los días de fiesta. Y los científicos, serios y solemnes, se reunirán también con cierta asiduidad para poner en común sus puntos de vista, y tener sus mesas redondas, largas y pausadas, a la caída de la tarde. Es esa sociedad masificada y solitaria, que por huir de sí mismo, para encontrarse con los demás, se inventará clubs, asociaciones, gremios, profesiones, de todo tipo, donde lo prin– cipal será relacionarse, vivir, todo el más tiempo posible en común con los demás . -49-
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