BCCCAP00000000000000000001781

descubrimientos, viene a producir una desmitización de muchos aspectos de la vida, no solamente de tipo religioso, sino también, y sobre todo, de tipo natural-profano. «Se ve lo que el hombre hace, la naturaleza pierde su carácter omnipotente y sagrado para mostrarse como un fácil y obediente instrumento en manos del hombre. Y éste ya no solamente es, sino se siente autónomo frente a ella» (6). Cada vez con más éxito el hombre se está montando sobre ella, le gana peldaños, la va dominando, y gracias a su tesón, la va moldeando adueñándose de la misma, perfeccionándola, pues tiene un «Jefe que no solamente sabe hacer las cosas, sino que es capaz de enseñar a hacer, de permitir a sus administradores llegar a la madurez con su propio esfuerzo» (7). Por eso el recurso a los santos y a Dios, como hasta ahora lo entendíamos, parece volverse menos necesario. Y para aquellos cuya vida religiosa se limitaba prácticamente a recursos interesados, la religión ocupa en su vida un lugar cada vez menor (8). Y no es que se prescinda de Dios., de lo sagrado, sino que se le da su puesto, se le coloca donde debe estar, mejor, donde está, apareciendo así un Dios más puro, más limpio, y menos manchado de tierra; lo mismo que un mundo más nuevo, distinto, más claro y más diáfano en esa dimensión Dios-mundo; más desacralizado, más delimitado en esa dimensión, y por lo tanto más limpio. En consecuencia, aparece una postura religiosa ente– ramente distinta; más encarnada, más pura, más auténtica, in– cluso más social, y en el fondo, más sincera. Como comentará muy bien Pin, «el contacto con el misterio (6) CARRIER, PIN, «Ensayos de Sociologia Religiosa», Razón y Fe, (Madrid), 1.969, p. 126. (7) ALONSO, A., o. c., p. 136. (8) Cfr. CARRIER, PIN, o. c., p. 273. -19-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz