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rios, para aprenderlos y enseñarlos. Gastaron en esto muchos días, con el inmenso trabajo que se deja entender, y más teniendo por maestros para tan difíciles idiomas, a unos indios bárbaros, que todo lo entien– den al revés. Era cosa de grande edificación y espectáculo digno de los Angeles ver a unos hombres de aventajadas prendas y de lucidí– simos talentos hechos niños por Jesucristo, discípulos de unos bárba– ros, y preguntarles como a maestros sus dudas y atender a sus res– puestas, con la pluma en la mano, para escribir en sus caudernillos vocablos tan inauditos; ponerse a estudiar los nombres y a discu– rrir sobre los verbos, los que podrían ser maestros, ocupando las pri– meras cátedras y púlpitos; pero el amor de Dios, y el celo por la sal– vación de las almas, les hizo vencer este imposible, y emprender este trabajo y penitencia que, en mi estimación, es la mayor de todas, y como la piedra de toque en que se prueba el misionero. Con esta aplicación y trabajo, y con su feliz ingenio, adquiriendo nociones su– ficientes de la lengua, escribieron muchas notas y reglas, y compu– sieron gramáticas, con lo cual, hechos ya capaces de las frases y mo– dismos, tradujeron los catecismos de doctrina cristiana, cada cual en el lenguaje de su partido y departamento" (RIVERO, ed. Bogotá, 1883, pp. 59-60. Como este tan explícito testimonio, hay muchos otros parecidos que ocurren a cada paso. El mismo cronista citado hace especiales referencias, en la misma misión jesuíta de los Llanos y Alto Orinoco, al notable Padre José Cavarte; de quien dice que, era tal su diligen– cia que "estudió las tres lenguas más comunes en estos sitios, como son la girara, achagua y sáliva, difíciles todas ellas y muy difirentes entre sí; predicó en todas ellas con mucha destreza y elegancia, y sacó mucho fruto en la nación Girara, en los Sálivas del Orinoco y en los Achaguas de Casanare y el Airico en la reducción del Meta". Y añade: "Revolviendo yo algunos papeles que dejó el Padre, encontré en uno de ellos un principio de gramática que en su vejez estaba componiendo en lengua Enagua, por las esperanzas que tenía que se pudieran conquistar los que la usan". Y más adelante expresa: "Para estudiar las tres lenguas que supo con propiedad, y adquirió el hábito de hablarlas, gastó muchos años de trabajo y continuado desvelo, pues no se adquiere una lengua en pocos meses, como lo juzgan muchos; son necesarios años enteros para saberla bien, so pena de exponerse a errar y aun a predicar desatinos contra nuestra Santa Fe por falta de -86-

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