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\ Señores y hermanos: a la manera del Wikí-Piá hemos recorrido medio milenio, durante el cual las Lenguas Indígenas y el Castellano viajaron juntos y mutuamen~e se han enriquecido. La última etapa de contactos múltiples y acelerados, que saltan por encima de todas las restricciones y fronteras, no ha terminado, está en marcha. Como decía uno de nuestros Prelados, "lo pasado es inmutable, lo presente es ines– table y lo futuro es impredecible". Pero, situado entre el pasado y el porvenir, quisiera resumir el pasado y avizorar el futuro; y pido me permitan hacerlo con palabras de dos estudiosos, que repetidas veces he citado en mi disertación. lo PASADO "El substrato lingüístico de la América precolombina se conservó en buena parte bajo la colonización española. Para propagar la fe, es– tablecer el sistema de gobierno, organizar las instituciones de trabajo e iniciar la reforma de las costumbres, los colonizadores tenían nece– sidad de conocer las lenguas indígenas, sobre todo aquellas que gozaban de una difusión general. A lo largo de los siglos coloniales creció el interés del Estado por lograr la hispanización de los indios, la oial no podía adelantar sin enseñarles el castellano. En los siglos XVI, XVII y con mayor énfasis en el XVIII, se llegó a proponer a la corona que prohibiera el uso de las lenguas indígenas a fin. de facilitar la propaga– ción del idioma •de los colonizadores; pero los inconvenientes de esta solución de fuerza fueron advertidos, y bajo Austrias y Borbones, supe– radas algunas vacilaciones, prevalecieron métodos más prudentes. Se alentó el estudio de las lenguas indígenas en las universidades y con– ventos, la concesión de beneficios a los párrocos bilingües, el nombra– miento de intérpretes para auxiliar a los funcionarios en ciertas tareas de administración y justicia, la traducción a los idiomas indígenas de documentos religiosos y civiles, y la enseñanza voluntaria del castellano. El mestizaje y las oportunidades de la vida cotidiana en ciudades, mer– cados, minas, haciendas, servicio doméstico, fiestas, facilitaron la apro– ximación lingüística gradual, que continuó con posterioridad a la in– dependencia. Todavía en nuestra época los gobiernos de varios países americanos han impulsado la enseñanza del castellano como medio para fortalecer la unidad nacional. Cuando el castellano coexistía con algún idioma indio que tenía hondas raíces en la región, como era el -49-

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