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A unos doscientos metros de la Casa-Misión de Luepa, pasa la quebrada que le da el nombre. Allí iban tanto los internos como las internas a busc~r agua, las internas siempre iban acompafíadade una Hermana. Ala parte contraria tenía la Misión un pequefío conuco, y precisamente en aquellos momentos en que el Misionero sin darse cuenta de que el muchachito había bajado a la quebrada, se le ocurrió silbar como dicen lo hacen los Kanaimas. Nuestro indiecito que lo oyó, arrojando el caldero del agua, echó a correr como un galgo y llorando a grito pelado. El Misionero que advirtió su error, corrió tras él para convencerle que no era Kanaima, pero no logró alcanzarlo porque corría sin mirar atrás creyendo que ya Kanaima lo iba a atrapar; al llegar a casa se metió en el chinchorro con una gran fiebre. ¿No es verdad que el caso es muy distinto? Curación instantánea.-El siguiente y último hecho que voy a referir tiene algo de cómico, y precisamente sucedió en esta región de Kamarata, donde yo resido desde hace algunos afíos. En unade las excursiones de lasefíoraMarieAngel había en el campamento un indio a quien lo había cogido Kanaima, y se echó a morir en el chinchorro, exclamando: ¡Yo me muero, yo me muero!, con lo cual molestaba a todos. No hacía caso de nada ni de nadie. Cansada ya dicha sefíora, le dijo que si se iba a morir se muriera pronto, si no ella le iba a ahorrar ese trabajo, y diciendo y haciendo como si fuera de veras, se el presenta con el rifle en las manos; el indio que la vio, saltó precipitadamente del chinchorro, echó a correr y ¡santo remedio!, pues quedó completamente curado. . Yaquí paro de contar, no por falta de materia, sino más bien para no aburrir al que esto lea. Y aquí tienes, mi amigo Melquíades Trapecio, en esta mi larga y extensa respuesta a tu carta, materia abundante para responder acertadamente a los que te pregunten acerca de los Kanaimas de los indios. Muchos y afectuosos saludos para todos los de tu familia, y tú recibe un apretado abrazo de tu affmo. EKAREMEN1N (En: Venezuela Misionera, N° 239, Caracas, diciembre de 1958, 356 y s.). LOS KANAIMAS EN LA HISTORIA INDIGENA DE VENEZUELA Por Fr. Eulogio de Villarrín, Misionero Capuchino Según los indios taurepanes, arekunas y kamarakotos (pemones), mayongones, uaikas, makuchíes, que habitan las regiones de la Gran Sabana, 163
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