BCCCAP00000000000000000001625
JEREMIAS DE VALAQUIA 119 fin había alcanzado la meta de su aventurado viaje. Todo lo contra– rio. Aquí precisamente gustó el desengaño más amargo de su vida. Había soñado, por lo que le decía su madre, con una tierra de buenos cristianos, pero ahora tocaba con sus propias manos, día a día, una realidad del todo diferente. En su tierra había oído blasfemias, rara vez; pero aquí esto estaba a la orden del día. A los valacos les gustaba el vino, pero se emborrachaban sólo por Navidad y Pascua; pero aquí se podían ver borrachos a diario en las tabernas, riñendo a gritos bajo los humos de Baco. En moralidad, ni comparar aquella gente campesi– na con la gente de una ciudad con puerto al Adriático, donde se juntan todo tipo de razas. Su pueblo era un pueblo pacífico; aquí en cambio las enemistades terminaban en riñas a muerte, y no falta– ba el criminal que asesinaba para satisfacer la sed de venganza de aquéllos que lo pagan a sueldo. En su país, dirá un día a un hermano, no había tamos notarios y testigos; bastaba la palabra para firmar un contrato. Aquí cuanto más actas notariales, más trampas para pleitear y engañar. En resumen, la imagen de la «tierra de los buenos cristianos» se deshizo brutalmente por la experiencia directa del campesino va– laco, y se le impuso de forma perentoria la decisión de volverse a su patria. Se despidió del farmacéutico Del Core y se encaminó al puerto en busca de una nave que lo llevara a Ragusa. Pero aquí salió al paso la providencia para guiar el curso de los acontecimientos de tal forma que se cumpliera su proyecto. De nuevo un viejo misterioso se hace encontradizo al joven Jon y lo aborda en términos decisivos. - ¿Dónde vas, amigo Jon? El valaco queda estupefacto al oír su nombre en labios de un desconocido. No puede sustraerse a la mirada del anciano; siente que se encuentra ante un hombre enviado por Dios. Me vuelvo a mi tierra de Valaquia, responde. Había venido a Italia para vivir entre buenos cristianos, pero nada de esto he encontrado. Y replicó el viejo misterioso: - Pero Bari no es toda Italia. Vete a Nápoles y verás; vete
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz