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64 PRESENCIA ANTIGUA (1598-1835) legado de 450 libras jaquesas y las propiedades qJe tiene dicha Cofradía: la casa existente con un huerto cerrado de más de 5 arrobas de tierra, etc... 3. Hasta que no se edifique el convento, los frailes resiáirían en la casa y ermita existentes de la Cofradía. 4. Se guardarán en la sacristía del convento, previo inventario, todos los ornamentos, jocalías, etc. de la capilla de la Virgen, :iue deberán ser distintos de la iglesia conventual. 5. Se establece que la posesión de todo, en el estado en que esté, perte– necerá a la Cofradía, en el caso de incumplimient-:i por parte del convento. 6. Los cofrades serán libres para poder contar con otros sacerdotes para celebrar Oficios Divinos. Y se reitera el derecho a ser enterrados en la capilla. Aclaradas y resueltas de común acuerdo todas estas =uestiones, en presencia de cofrades y prior de la ermita, los mayordomos de la Cofradía entregaron al Provincial de los capuchinos de Aragón, Fray Antonio de Huesca, la ermita, iglesia, sacristía, casa, campo y huerto de los que los religiosos tomaron posesión total, conforme al ceremonial propio de estos actos señalados. En testimonio de constituir verdadero convento esta fundación, el Provincial de los capuchinos nombró presidente de_ convento de Ntra. Sra. de Cogullada al P. Antonio de Monegrillo, dándole atri– buciones y autoridad conforme a las Constituciones de la Orden capuchina. Acto seguido, se celebró una misa en la Capilla de la Virgen y la reserva del Santísimo Sacramento en el Sagrario. Y final– mente, se colocaron cruces en la puerta de la iglesia } convento en señal de clausura. Al convento recién fundado llegaron también ropa blanca, manteles, colchones y la librería del doctor Claudia Mateo Sorbez, pues todo esto era parte del legado testamentario que el canónigo había dejado para los capuchinos. 4. CONSTRUCCIÓN DEL CONVENTO E IGLESIA. Hecha la fundación, pronto comenzaron los trabajm para levantar el convento, pero la realidad es que tardaron en termina::-lo cinco años. No sabemos con precisión cuándo comenzaron las obras ni quién las hacía. Lo cierto es que el 25 de septiembre de 1662, el i::lfanzón Felipe Gaza y el mercader Hernando Cortinas, representando a la Cofradía y a la Orden respectivamente, contrataron al maestro de canterería y albañilería zaragozano Felipe Busiñaque y Barbón para terminar la obra