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134 CONVENTO DE ALBALATE DEL ARZOBISPO co. Así lo atestigua Vicente Bardavíu, en su "Historia de Albalate". La presencia de la peste en esta noble villa de Albalate del Arzobispo fue en julio de 1648, anterior a Zaragoza. El citado historiador dice que... «en un principio, los religiosos se con– cretaron a cumplir con el ministerio sacerdotal, prestando los auxilios espirituales a los enfermos, pero viendo a los pobres enfermos abandonados de sus vecinos por temor al contagio y que, al fallecer, quedaban sin sepultar por la misma causa, se dedicaron también a prestar los servicios corporales y a ejercitar las obras de misericordia, haciendo de enfermeros y dando sepultura a los muertos. "Desde el principio comenzaron los religiosos a asistir a los enfermos en sus casas ayudándoles a bien morir... Fray Marcos de Maluenda y Fray Francisco de Alcañiz iban haciendo una tarde la limosna y hallando dos difuntos que no tení– an quien los llevase a enterrar, dejaron las alforjas y cargando con ellos, cumplie– ron tan gran obra de misericordia. El P. Diego de Zaragoza y Ambrosio de Huesca fueron a ayudar a bien morir al cirujano de la villa, y fue tal la descomposición y hediondez de su cadáver, que no hubo quien osara acercarse a la casa; mas ellos, sin otra solemnidad que car– gárselo sobre sus hombros, lo llevaron a la sepultura. En estas circunstancias se tomó la determinación de aislar a los enfermos en el Palacio Castillo del Arzobispo. Comenzaron a subir a los enfermos, y los reli– giosos les servían. Con el permiso del Superior Provincial de Aragón, diez capuchinos se queda– ron a vivir con los apestados en el Castillo, dando muestras heroicas de amor al prójimo. En este castillo había unos 30 enfermos graves y 80 convalecientes. En la villa de Albalate murieron víctimas del contagio unas cuarenta personas, y entre ellas figuraban los capuchinos P. Francisco de Miedes y el P. Lucas de Borja. Otros religiosos como el P. Antonio de Fraga, el P. Diego de Zaragoza, Fray Fran– cisco de Valtierra y Fray Ignacio de Pamplona, cayeron también enfermos, pero sanaronY 1 4. Destierro de la comunidad y vuelta al convento El año 1707 la Comunidad de Capuchinos de la villa de Albalate fue desterra– da. La expulsión fue motivada por el deseo del gobierno de acuartelar en el con– vento las tropas de Felipe V, en guerra con el pretendiente al trono de España, el Archiduque Carlos. En 1711, después de cuatro años de destierro, volvió al convento la Comuni– dad, siendo nombrado para el cargo de Presidente el Padre Fray José de las 7. V. Bardavíu, o.e. Pág. 655-660.

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