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104 CONVENTO DE ARANDA DE MONCAYO tes de regadío, propias de la ermita, «la que podemos calificar mejor con el nom– bre de Santuario, puesto que tenía allí un ermitaño con habitación, donde conti– nuamente moraba, cuidando de su limpieza y aseo, teniendo abiertas de día siempre sus puertas, para que entrasen a orar los que gustasen. "El 12 de diciembre del año 1543, reunidos todos los vecinos en junta general por mandamiento del Justicia y Jurados, instituyeron un beneficio eclesiástico bajo la advocación de San Román, imponiéndole la obligación al capellán, a la celebración de cuatro misas por semana, las tres en el altar Mayor de la Iglesia del pueblo, y la otra, todos los días de fiesta en el altar de la ermita de San Román". 111 • La fundación del convento capuchino La fundación de este convento capuchino de Aranda de Moncayo se situó en este lugar de la ermita de San Román, el 21 de octubre de 1625, y pertenecía en aquella época a la archidiócesis de Zaragoza, siendo Arzobispo el Sr. D. Juan de Peralta. El titular y sello del convento era San Román, mártir, en el acto de ser bautizado por San Lorenzo. lCómo se realizó esta fundación? El mismo sacerdote Ramón Lastiesas nos lo describe en su obra ya citada: «Así corrieron las cosas hacia el año 1625, en el que por influjo del señor Temporal, en aquella época muy grande, por concierto y avenencia del Ayunta– miento de esta villa y de toda la vecindad, asintiendo a los vivos deseos y preten– sión de los superiores de la religión capuchina de la provincia, cediendo gracio– samente el pueblo así la ermita, como los predios rústicos a ella contiguos para la edificación del convento y parte de la huerta que había de servir para los reli– giosos, se fabricó e instaló en dicho año un convento de padres capuchinos, levantando la iglesia en el mismo paraje donde estaba la ermita, y por eso, el titu– lar de la iglesia de este convento era San Román".1 21 • Descripción del convento Nadie duda que el convento capuchino de Aranda se construyó como todos los anteriores, siguiendo con fidelidad las normas existentes en la Orden para la edificación de casas e iglesias. Eligieron un lugar bastante alejado de la población, a orillas del río Aranda. El convento estaba adosado y comunicado con la iglesia, y también se contaba con una huerta para el mantenimiento. l. Ramón Lastiesas, Reseña histórica de la villa de Aranda de Moncayo, Calatayud, 1878, Págs. 38-39. 2. Ramón Lastiesas, o.e. Págs. 39-40.
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