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Anciano: Déjame que me ría, mozuelo, que un tal disparate nunca antes oí. Arga: A mi vera platicaron muchas veces el obispo Don Pedro de Rada con Sancho el Fuerte, el de las Navas, entre otros. Anciano: ¿Eres loco, diablo o ángel? El Arga hace un gesto de magia y de pronto el ambiente se ve envuelto en nieblas. Queda el Arga casi invisible. Se muestra y se oculta al anciano que tantea el espacio sin ver nada. Ríe el Arga. Anciano: ¿Qué me sucede? Me han emborrachado tus palabras. ¿ Qué hechizo has urdido contra mí? Arga: (Con teatralidad) Aquí estoy, siempre de paso; vivo lejos y estoy cerca; sin ~í tú no vivirías, anciano de barbas luengas, muerto de sed, con el río dándote vueltas y vueltas. Me meto dentro de ti y estoy, a la vez, afuera; rezo laudes y maitines sin entrar nunca en la iglesia. Adivina adivinanza. ¡Que te mojas, si me tientas! 0D