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Lee en el Cronicón: Chile, Argentina; Guam y Filipinas, en Oceanía; Goagira y Caquetá en Colombia; y Ecuador, y Texas (Estados Unidos), México, porque en las presenciasmisioneras deNavarra, Cantabria y Aragón, tampoco nunca se ponía el sol. Aparece un fraíle de barbas venerables, ya achacoso. Al verlo, el Arga cierra el Cronicón y hace ademán de retirarse. Anciano: ¡Eh, mozalbete! ¿Qué es lo que tratas de ocultar? Arga: No oculto nada, reverendo. No soy ladrón. Llevo conmigo lo que dos hermanos suyos olvidaron en la huerta sobre el banco. Y ojeaba sin más, a ver si los que lo escribieron fueron fieles a lo acontecido. Anciano: ¿ Y qué sabes tú de estas cosas, rapaz? Arga: Un poco creo que sí. Anciano: Acércate, que no ando muy bien de vista. ¿De dónde eres, cómo te llamas? Arga: (teatral y sonríendo) Soy de aquí y de allá, como la brisa, o el agua; de la tierra soy y