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está tu ser total, y está tu gozo... Dios es mi mar, y Dios es mi fin y tesoro, y hacia Él van mis labios parlanchines, y van también mis ojos. Y mis pies, como un río, paso a paso, van hacia Dios, mi mar ancho y sonoro. Río Arga, mi hermano, los dos, distinto el toro, vamos de lance en lance, cada cual a su modo: tú, cauce; yo, caminos, tú, tus aguas claras, y yo, mis lodos... Arga: No pidas más limosnas, hermano mendicante, que un tesoro tienes en tu decir, y te vas dando a trozos. Y no es pobre, mi amigo, quien, como tú, se va dando de a pocos, igual que sirimiri, orvallo o calabobos. Tú pides, pero das sobradamente al otro mucho más de lo que él a ti te brinda a trozos; porque irradias a Dios, y lo das, porDIOSero, poco a poco, igual que el que comparte, a mordiscos, su hogaza con los otros.