BCCCAP00000000000000000001106

-267- de la pregunta, si era lícito DAR al Cesar el tributo, implicaban su derrota y el triunfo de Jesucristo. Ellos suponían de buena gana que la solución sería negativa, puesto que conocían la soberana independen– cia con que el Salvador hablaba a todos, y, como indu– déndole a ponerse en frente del poder constituído, le adelantan, lisonjeándole, que saben no ser El acepta– dor de personas y que no tiene miedo a nadie; al parti– do jerárquico, usufructuario del patrioterismo judío, conveníale ver en Jesús un enemigo del Imperio: el ca– mino más breve para deshacerse de El era entregarlo al brazo secular pidiendo la muerte de cruz que ellos no podían darle; bien se vió esto cuando llegó la hora del poder de las tinieblas; pues a pesar de los delitos de carácter religioso que le acriminaron, y de la sentencia capital pronunciada por el sumo sacerdote, Pilatos no entrara en sus planes si, calumniándolo descaradamente y aludiendo sin duda al episodio presente, no acusarían a Jesucristo de que era enemigo del César,· y prohibía pagarle tributos; esto fué lo que puso miedo en el cobar– de presidente e hizo claudicar la justicia contra el reco– nocido inocente. Pero las expectativas farisáicas salieron fallidas; ya habéis oído la respuesta de Jesús a la insidiosa pre– gunfo; después de pedirles una moneda del censo, y de obtener de su boca la confesión de que la imágen e inscripción estampada en la moneda era del César, les dice sencillamente: «Reddite ergo quae sunt Caesaris Caesari»; Si esta moneda es del César, devolvédsela, pagadle con ella; no les dice dad al César, sino devol– ved; no se trataba de abdicar la independencia patria,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz