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Domingo uigésim segundo después de Pe tecostés La necesaria di tin.ción entre el poder es– piritual y el poder aterial hecha por Nuestro Sefior Jesucristo es 1principio de la libertad de las almas y base de a civilización cristiana. Ev ngelio según San Mateo (Cap. XXII). En aquel tiempo· Los fariseos se retiraron a tra– tar cómo podría sorprender a jesús en lo que hablase. Y para esto té" enviaron sus discípulos con algunos herodianos, que le dijeron: Maestro, sabemos que eres veras, y que enseñas el camino o la ley de Dios conforme a la pura verdad, sin respeto a nadie, porque no miras a la calidad de las personas. Esto supuesto, dínos qué te parece de esto,'¿Es o no es lícito a los judíos, pueblo de Dios, dar tributo al Cesar? A lo cual jesús, co– nociendo su refinada malicia, respondió:¿Porqué me tentáis, hipócritas? Enseñadme la moneda con que se paga el tributo,' y ellos le mostraron un denario. YJesús les dijo: ¿De quien es esta imágen y esta inscripción? Respóndenle; del Ce– sar. Enton9es les replicó: Pues dad al César lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios.

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