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-251- y que mientras no las palpen y las toquen, no creen nada; } es que un mal amigo, un mal libro,un profesor impío les enseñó a negar; es que los vicios de la lujuria han levan· · tado nubes de dudas "f de resistencia;; en su mente; es que el orgullo o la vergüenza de confesar a Dios les han hecho olvidar las lecciones que de chicos aprendieron, y entonces son viejos desconfiados, viejos mañosos que no se fían ni de Dios, y niños malos que solo piensan en ver cosas nuevas y maravillosas, y si no se las dan, se fi. guran que no existen ni han existido jamás. Ya veis si son locos y malos. Y entre tanto van llegando niños y niñas en todos los países y en todos los tiempos a la escuela católica, y al catecismo, y al regazo de la Madre Iglesia, y ante el sa– cerdote ministro de Dios; y continúan viendo lo que real– mente hay, lo que existe, la verdad, la historia, el mila– gro, la divinidad de Jesús, la realidad de la Redención; todo eso que a los niflos viejos se les antoja que ya pa– só de moda. Lo mismo les pasaba a los judíos empefiados en no conocer a Jesús y lo mismo les pasa ahora; hace ya dos mil años que vino, que habló, que murió en la cruz, que resucitó y se fué al cielo, y vive en el altar: pero los judíos empeñados en que no ha venido, y en que les den nuevas pruebas de su llegada; ya veis si son desgracia– dos. Mucho cuidado por tanto, mis queridos nifios, con perder el candor hermoso de la inocencia que os aproxi– ma a Jesús y os da luz para entender su doctrina y admi– rar sus obras. Mucho cuidado con juntarse con los judíos y con los malos que tienen empeño en que no veáis, para engañaros y perderos. Jesús, la Iglesia, el sacerdote, el Templo, la doctrina, la Comm;¡ión, la Misa, el Credo y los Sacramentos no cambian; si tuvieseis la desgracia de negarlos, ahí estarán ellos para los buenos; vosotros ha– bríais cambiado, y de amigos os convertiríais en enemi-