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-248- virtud de hijos, es obligar dulcemente a su corazón para que se fíe de nosotros y se adelante a darnos cuanto nos ha de hacer bien. Pero, si nos acercamos a Dios in– terpelándole para que demuestre quien es, como con– dición para juzgarle veraz o bueno, ya hemos obstruído el paso de su gracia: no lo conocemos, y El no nos re– conoce; si pretendemos que haga nuestra voluntad re– servándonos de hacer la suya si El nos complace, reza– mos al revés la oración; pedimos que se haga en el cie– lo lo que en la tierra ordena nuestra torcida voluntad. Ya nos ha dado superabundantes pruebas .de amor y de sa– biduría y omnipotencia y nos dará más si llega el caso: a nosotros toca el acercarnos al Señor con fe, ahuyen– tar de nuestra mente la duda, de nuestro corazón la ar~ rogancia, de nuestro espíritu la petulancia de que el mi– lagro personal y a capricho se produzca. Dios obra a distancia y las pruebas dadas ya de la verdad y del amor no han perdido ni perderán jamás su virtud.

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