BCCCAP00000000000000000001106

-247- ce maravillas por amor de sus escogidos, por atender la insinuación amable de su divina Madre, por enjugar las lágrimas de la viuda deNaim, por compasión del para– lítico desamparado, por afecto de amistad purísima con Lázaro de Betania, por los nifios: siempre que lo re- . . quiere la gloria de su Padre o el bi~n de los hombres; pero por exigencias de una razón voluntariosa, por apre– mios de espíritus impacientes y descontentadizos, por– satisfacer ta curiosidad de un profano o deslumbrar a un adversario... no, no, ni hablar; vedle maniatado ante et. tribunal del idumeo rey Herodes que recibe al preso con mil atenciones, ansioso de ver algún prodigio de los muchos que pregonaba ta fama de Jesús; oye Este tas mil preguntas, mira serenamente et rostro del adúltero y del asesino, pero ni le contesta ni menos hace milagros: se calla; prefiere ser tenido por insensato a hablar con un hipócrita tan necio; prefiere que lo vistan de loco a recibir honores de un tirano coronado y supersticioso que pudo creer en et Precursor y respetarlo, y no obs– tante jurar, entre vapores de vino y de voluptuosidad, dar a una bailarina cuanto le pidiera, y mandar cortar la cabeza de quien te reprendía. Aprendamos que Jesu– cristo no se paga de títulos ni de halagos o rique– zas, viendo la delicada insinuación con que se ofrece al soldado gentil Comelio para ir a su casa y sanar su criado; y a la insistente súplica del cortesano Régulo se resiste, por la poca fe de quien le ruega. El mejor tí– tulo que podemos alegar ante Dios es nuestro amor y nuestra confianza; fiarse de Dios es gran cienc.ia , es la ciencia de la fe, la razón para esperar, el signo de sin– ceridad en nuestras relaciones con El; fiarse de Dios es

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz