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-235- mo, la argumentación que de los malos cristianos se hace contra la Iglesia y contra el Evangelio es perfectamen– te sofística. Llegará el día de ta consumación, del des– posorio, el día de la eternidad, y solo los que neven el · vestido m¡pcial a los ojos de Dios serán elegidos y de– mostrarán el poder asombroso de la Redención. Argumento moral La consecuencia que para nuestra conducta cuotidia– na debemos deducir del Evangelio de hoy ha de ser un santo temor de los juicios de Dios, siempre necesario, pero cuyo recuerdo es hoy oportunísimo, porque el des– graciado aforismo del heresiarca «crede fottitet et peca fortius» parece regla de vida en la inmensa mayoría de · los creyentes. Notemos que la falta de vestido nupcial pasó desapercebida a los ministros del rey y a los sir– vientes del convite. El desgraciado atrevido quedó al descubierto en et momento en que el rey entró al ban– quete que iba a comenzar. Es evidente que aquel invi– tado no se había puesto sobre sus andrajos la bata o turbante obligado en Palestina, aunque el invitado sea muy ,pobre: si no lo tiene, lo pide prestado. Era por tanto faltar a las reglas corrientes de civilidad y deshonor pa– ra el rey presentarse sin el traje de ·Jodas; ¿cómo no lo notaron lm¡ servidores? ¿cómo no evitaron a su Seflor el desagi:ado de tener que proceder por sí mismo a la expulsión del indigno? Esta circunstancia ciertamente - notada por el Divino Maestro, nos hdica el sentido es– piritual de toda la parábola. Hay muchos invitados al reino de los cielos, al convite eterno, que pueden con-

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