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-228- mos graves del cuerpo y si lo fuerais qutsterais que Je– sús o la Virgen o San Antonio o algun otro Santo os di– jeran: ¡¡ea, ponte bueno y vete a jugar!!. ¿No es verdad? Pues Jesús no procede así: primero y sobre todo se ocu– pa de la enfermedad del alma. Las buenas madres piden a Jesús con fe que libre a sus hijos de los vicios qué ma– tan al alma; esto es tan necesario que si la muerte del cuerpo les sorprende con el alma muerta, se van al infier– no. Si les conviene, Jesús les dará la salud del cuerpo; creedme, hay muchos en el infierno que si se hubieran muerto en otra ocasión antes, estarían en el cielo; mu– chos que están en el cielo, si hubieran vivido más años se hubieran condenado. Dios que lo sabe todo, mira antes a lo eterno que a lo temporal: quiere quitar a vuestra alma el pecado causa primera de todos los males; y si os con– viene, os dará salud y largos años de vida, y si no, no: porque El os quiere demasiado y no consiente que os perdáis. Dejáos por tanto, llevar como el paralítico a los pies de Jesús, y no os apartéis de su lado hasta conseguir ser buenos y poder andar por el camino de los mandamien– tos valientemente y llegar a vuestra casa que no se des– truye jamás, la casa del cielo.

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